miércoles, diciembre 24, 2008

Astrología, la mirada obsesiva

Todos en la etapa de aprendizaje de algún tema específico tenemos la tendencia a observar la vida desde ese tema en particular. Lo que tiene la astrología es que puede brindar muchísimos puntos de vista de algo y a su vez, cada uno, nos puede dar mucha información. Cuando nos vamos adentrando en ella, vamos conociendo los distintos niveles o dimensiones que cada situación nos brinda. Por lo tanto es casi inevitable caer en analizar, o por lo menos ver, las situaciones de la vida cotidiana desde una mirada astrológica.

Lo veo como algo inevitable y a la vez que contribuye a formación (profesional, por ende aplicable a vida). Pienso que cada estudiante de cualquier cosa en algún momento tiene que pasar por ese camino. Es verdad que se torna molesto para el entorno de cada uno, pero bueno: bancate la resonancia! Digo esta palabra bien astrológica como para poner en evidencia que los vínculos no son casuales. Por ejemplo, si soy una persona con tendencia a descreer de todo, a tomar todo literal y a creer únicamente en lo que es evidente a los ojos, no es casual que me tope con alguna persona mística, tenga en claro que toda situación de la vida es por algo, que todas son señales del universo, etc. En este vínculo ninguno se salva. En este vínculo hay 'resonancia', hay punto de encuentro. Ambos tienen que aprender algo del otro, o mejor dicho, ambos deben descubrir que lo que me está mostrando el otro está en lo profundo dentro mio y que no es posible excluir, extirpar. El místico necesita tomar contacto con el criterio de realidad y el escéptico tiene la posibilidad de experimentar las distintas sutilezas que el mundo objetivo encierra. Por mas que en principio sea vivido como externo, igual funciona.

Volviendo al tema de la obsesión, imagino como que todos tenemos una determinada cantidad de 'combustible' que estamos destinados a consumir. Cuanto más nos hacemos cargo, más rápido es el proceso de consumo de esa energía; caso contrario, puedo estar toda la vida emitiendo pequeñas opiniones en voz baja y solapadamente.

¿El límite? Supongo que una mirada sincera de uno mismo y un poco del paso del tiempo es una buena medida como para tomar cartas en el asunto. Si pasan años y sigo en la misma posición de opinólogo y a su vez me trae algún que otro problemilla, bueno, es momento de hacer algo. Sino, todo aquel que no se banque la resonancia me lo va a recordar.


No hay comentarios.: